Aunque tener una segunda residencia es un privilegio, también supone una preocupación más. Cuando se trata de una vivienda vacacional que se pasa la mayor parte del año vacía, es más susceptible de sufrir robos que una residencia habitual.
Actualmente, el mayor número de robos se da en segundas residencias, especialmente en las ubicadas en la costa. Muchas de esas viviendas no cuentan con un sistema de seguridad y protección frente a daños y robos.
¿Cómo podemos protegerla?
Visitándola regularmente
Al visitar la vivienda cada mes o mes y medio, te aseguras de que todo sigue como lo habías dejado en la última visita. Si vives lejos o te resulta imposible el desplazamiento, procura pedir a un familiar o a un conocido que viva cerca que lo haga por ti.
Guardando las llaves
No dejes las llaves de casa escondidas en macetas o bajo el felpudo, porque es lo “típico” y todo el mundo conoce esos rincones. Llévate las llaves o déjaselas a una persona de confianza que viva cerca.
Protegiendo las ventanas
Las ventanas suelen ser el principal acceso de los ladrones al interior de la casa, por eso es importante protegerlas. Las rejas son el método más seguro, aunque también el que menos convence por estética y funcionalidad con respecto a la entrada de luz. Otras alternativas son los cristales blindados, cerrojos u otros elementos que hagan de tope al intentar abrirlas desde fuera.
Las persianas no hacen el mismo efecto, pero funcionan como una protección extra.
Contratando un seguro de hogar
El método más eficaz es contratar un seguro de hogar que cuente con una cobertura para segunda vivienda. Con el Seguro Multirriesgo de Hogar de A.M.A., no solo te proteges de robos, sino de situaciones como dejarse un grifo abierto e inundar, por ejemplo, al vecino de abajo; salir de casa dejándote las llaves dentro; o incluso la caída de un rayo en un árbol de tu jardín, que supone además de un incordio, un coste de reparación importante.
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