La realidad virtual ya no es cosa del futuro. Y no solo ha revolucionado el mundo del entretenimiento, sino que ha aterrizado y cambiado para siempre a muchos sectores con todo su potencial, entre ellos el de la salud.
Enfocada a la medicina, la realidad virtual permite ver el interior del cuerpo humano con el objetivo de poder analizar con detalle todas las zonas, incluso aquellas que, de otra manera, serían inaccesibles. Esto permite ver y tener en cuenta todos los detalles minuciosos, algo no solo beneficioso para profesionales médicos, sino también para estudiantes en sus primeras prácticas. Con ayuda de programadores y modeladores 3D, se puede repetir el proceso de cirugía a modo de “entrenamiento”, lo que aporta una mayor especialización en la anatomía del paciente.
Otro ámbito en el que opera la realidad virtual médica es el tratamiento con personas que sufren de Alzhéimer. Aunque es una enfermedad sin cura, los sanitarios pueden estimular la memoria del paciente con sistemas de reproducción de imágenes.
Además del refuerzo que supone para la cuidadosa labor de los sanitarios, la realidad virtual permite que los pacientes puedan ver una reconstrucción virtual de sus planes quirúrgicos. Esto lleva a una mejor comprensión por parte del paciente y, en consecuencia, a una mayor tranquilidad.
En vista de los beneficios de la aplicación de la realidad virtual en el sector, los profesionales médicos deberán enfrentarse a nuevos retos para adaptarse a los avances. Al fin y al cabo, la labor médica siempre se ha basado en dar respuesta y buscar soluciones a nuevos problemas y necesidades.
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